Por Krista Elliott
Todos tenemos algún tipo de estrés laboral. Es el raro individuo que puede pasar toda su carrera sintiéndose sereno y tranquilo, sin una pizca de presión.
Sin embargo, existen diferentes tipos de estrés. Y en algunos casos, ese estrés puede ser destructivo, llevándolo por el camino hacia el agotamiento. Pero, ¿cuál es la diferencia entre el estrés bueno y el malo? ¿Y cómo saber si está en riesgo de agotamiento?
Estrés: lo bueno, lo malo y lo feo
Existe la noción común de que todo el estrés es malo, pero en realidad ese no es el caso. Un poco de estrés o presión puede motivarnos a desempeñarnos mejor. El estrés puede ser creado por un nuevo desafío, pero que es superable y que nos permite estar a la altura de las circunstancias. Este estrés positivo se llama eustress y puede inspirarnos a nuevos niveles de logros.
Pero luego está el mal estrés, también llamado angustia. Este es el tipo de estrés que te da esa sensación enfermiza de pavor todas las mañanas cuando te diriges al trabajo.
La principal diferencia entre el estrés bueno y el estrés malo es su propia sensación de control sobre la situación. Si tiene un desafío laboral, pero tiene el apoyo y las herramientas que necesita para abordarlo, así como la autonomía para elegir la mejor manera de resolverlo, ese es un buen estrés. Pero ¿y si es al revés? Un entorno de trabajo que no te da control sobre cómo afrontas tus tareas, además de que no te brinda el apoyo o las herramientas que necesitas, bueno, esa es una receta clásica para el estrés.
Mal estrés: el camino hacia el agotamiento
Si este estrés negativo o «malo» se convierte en un problema crónico debido a sus condiciones de trabajo, puede encontrarse fácilmente sufriendo síntomas de agotamiento. ¿Cuáles son estos síntomas?
- Agotamiento – Estás cansado todo el tiempo, incluso si duermes lo suficiente.
- Falta de motivación – No sientes ningún entusiasmo por nada de lo que haces en el trabajo y te arrastras en tu trabajo todos los días.
- Frustración y cinismo – Ya no sientes que tu trabajo importa o que tu empresa lo valora.
- Niebla del cerebro – Tu memoria no funciona tan bien como solía hacerlo, y tampoco tu concentración. Empiezas a olvidar las tareas.
- Rendimiento reducido – Como era de esperar, su falta de motivación, concentración y memoria ha llevado a un rendimiento bajo y más errores en el trabajo.
- Irritabilidad – Es posible que se encuentre con una mecha mucho más corta, criticando a sus compañeros de trabajo, amigos, sus hijos o su pareja. O tus emociones pueden estar cerca de la superficie, donde incluso el más mínimo revés o conflicto te hace llorar.
El agotamiento puede provocar problemas graves de salud mental como la depresión, y también puede hacer retroceder su carrera si continúan los problemas de rendimiento. Es importante desarrollar formas de reducir este estrés, ya sea que signifique tomarse más tiempo para usted, buscar asesoramiento, hablar con su gerente sobre la creación de un entorno de trabajo más empoderador o incluso tomar una licencia o cambiar de trabajo.
El estrés es una parte común de la vida cotidiana, pero no sienta que hay algo mal en usted si sufre de estrés negativo crónico o agotamiento. Simplemente respire profundamente y luego descubra qué puede hacer para alcanzar un estado de ser más saludable y feliz.